

Pero de eso ya hemos escuchado y leído mucho. Estas líneas tienen la intención de darle otra perspectiva a esa crítica situación; me gustaría compartir cómo la pasé viviendo en Mérida. ¿Alguna vez han querido estar totalmente solos en casa? ¿Disfrutar de nuestra casa, sea chica o grande, totalmente para uno mismo? Bueno, eso sentí esos días. La situación era espantosa desde varios puntos de vista, pero era terrible en cualquier parte del mundo, nadie se salvó de eso y sus consecuencias, pero el estar en Mérida fue diferente.
Pienso que hubiera sido más difícil haberlo vivido en un departamento diminuto en la CDMX, un entorno inseguro de por sí. He llegado a la conclusión que las casas de Mérida son especiales, hacen la diferencia, la vida es diferente en ellas, son espaciosas, con naturaleza dentro, se extienden a sus calles silenciosas, a una ciudad afable, impresionante por su naturaleza que está presente en cada casa, en cada esquina, que nos permite lujos al alcance de todos, sin necesidad de reservaciones o vestimenta especial, sin pretensiones, salvo la de vivir el momento.
En muchos lugares hay casas hermosas, grandes y lujosas, pero normalmente llevan una carga con ellas, inseguridad, horas de vida perdidas en el tráfico, horas de estrés, miedos. Aquí las casas bellas, grandes o pequeñas vienen con un patio increíble, que son sus calles amplias y limpias, adornadas de naturaleza, arboles, aves, sol, humedad y calma, mucha calma, que al final, pienso yo, es lo que todos buscamos, calma, paz, seguridad.Todo es diferente en una casa de Mérida, les sugiero y recomiendo a los que no son de aquí, vivan estas casas, aunque sea un fin de semana y si tienen la posibilidad vívanlas de por vida, es como vivir en vacaciones, aquí cualquier contingencia será más llevadera.